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ToggleMira, colega, ponte cómodo y escucha bien, porque si te has metido en el mundo cripto, tienes que tener esto claro. Mientras los traders se vuelven más majaras que una cabra intentando adivinar el futuro, la estrategia de los que tienen al menos dos dedos de frente es holdear.
Es tan simple como comprar una cripto y guardarla, pasando de si el precio sube o baja. Es la filosofía del «compro y me olvido» de la gente a la que se la suda la volatilidad. Se trata de tenerle fe a un proyecto a largo plazo. Algo así como sembrar un árbol y esperar a que dé frutos, sin andar desenterrándolo a cada dos por tres.
Luego está el trading, la estrategia de los que por ahí se pueden creer un poquillo más listos. Los traders son esos que están convencidos de que le ganarán la batalla al mercado y al mundo, comprando y vendiendo a toda mecha en cuestión de horas o minutos para sacarle cinco duros.
Es un curro de locos que requiere una atención bárbara, disciplina y un conocimiento que dan yuyu. Son los que se pegan a la pantalla como lapas todo el día, intentando adivinar el futuro, y se la juegan en cada operación. Al final, son los que le echan valor, sí, pero para vivir en un auténtico sinvivir.
A ver, que holdear es la estrategia de los que de verdad tienen la cabeza en su sitio, de quienes la tienen bien amueblada. No de los que quieren vender y comprar como chiflados. La principal ventaja es que te ahorras un estrés que ni te cuento.
No tienes que estar pegado a la pantalla como un tonto, ni comerte la cabeza con los vaivenes del mercado. Además, si tu inversión se revaloriza, te llevas el beneficio gordo a largo plazo, sin comisiones que te desangren por el camino. Y lo mejor de todo, es la estrategia más sencilla para principiantes, porque no necesitas ni zorra de conocimientos técnicos.
Vaya, que holdear tampoco es una panacea. La principal desventaja es que, si la criptomoneda se va a pique, la pasta se esfuma y nadie te la va a devolver. Es una estrategia que requiere paciencia y fe en el proyecto.
Y la segunda, si el mercado se desploma, te va a tocar aguantar el chaparrón con los nervios de punta, mientras ves tu cartera en números rojos.
El trading te da la opción de ganar pasta en un periquete; claro, si eres el lince piensas. Si sabes lo que haces, puedes aprovechar las fluctuaciones del mercado para sacarte un buen pico. Se trata de una estrategia que te ofrece una autonomía financiera absoluta, un billete VIP para sentirte el amo de tu vida.
No te flipes, el trading no es para todo el mundo. El principal jaleo es que te comes el coco, te toca estar pegado a la pantalla como un esclavo y te expones a perder la camisa en un abrir y cerrar de ojos.
El trader se traga unas comisiones que flipas por cada operación, y si no tienes un plan, puede que estés firmando tu propia ruina financiera. Es una ruleta rusa, para la que obligatoriamente requieres conocimientos técnicos, un plan muy claro y muchísima disciplina.
A ver, que no te voy a dar la receta mágica del universo. Pero que la estrategia ideal para ti dependerá de si te sobra el tiempo y si te atreves a arriesgar. Si eres de los que se agobian con un excel, tu rollo es holdear, claramente, para que puedas dormir tranquilo por las noches.
Si te va la marcha, tienes nervios de acero y tiempo para aprender, el trading es lo tuyo, sin duda. Al final, lo que hace la peña es combinar ambas. Puedes holdear para construir un patrimonio a largo plazo, y usar un pequeño porcentaje de tus fondos para jugártela en el trading. No se trata de elegir, sino de encontrar el equilibrio perfecto para ti.
La cosa es fácil. Lo primero es elegir una plataforma de confianza, como Bitnovo. Después, compras las criptomonedas que te interesen y las guardas en tu cartera digital.
Para holdear, el truco es simple: comprar y olvidarte. Para el trading, es más complicado: tienes que hincar los codos, informarte y estar atento al mercado. Y un consejo, nunca inviertas más de lo que puedas perder. ¡Hazme caso, novato!
Mira, al final del día, esto va de tomar el control. Tu cripto, tus reglas. No te dejes llevar por el pánico, ni por la ambición. Elige la estrategia que mejor se adapte a ti y sé el amo de tus decisiones financieras.